La hiperhidrosis o sudoración (transpiración) excesiva es una afección con diagnóstico empírico ya que NO poseemos un método que nos informe de cuanto es lo que transpiramos o cuanto es lo que normalmente debemos de producir, para que basándonos en esto, podamos llegar a un diagnóstico preciso de HIPERHIDROSIS. Actualmente se utiliza el Test de Minor, en casos en los cuales se tenga algún tipo de duda diagnóstica.
La hiperhidrosis afecta al 1% de la población, y suele acompañarse de molestia o incomodidad tanto en la vida social/profesional como privada, así como producir maceración de la piel con la consecuente infección microbiana en algunos casos. Lo cual se suele exacerbar en zonas con marcada humedad ambiental y temperaturas tropicales, condiciones similares a la de nuestra región.
Las glándulas sudoríparas écrinas, son las responsables de la producción del sudor, se encuentran en mayor proporción en la frente, axilas, palmas de las manos y plantas de los pies. Son estimuladas por el sistema nervioso y actúan como reguladores de la temperatura corporal entre otros.
En 1822, el médico alemán Justin Kerner, describió la hipohidrosis o anhidrosis (disminución o ausencia de sudoración, respectivamente) como resultado del envenenamiento con toxina botulínica (Botulismo). Es por esto que la Toxina Botulínica tipo A - BOTOX® purificada actúa en la hiperhidrosis inhibiendo la liberación de acetilcolina y por ende inhibiendo la producción de sudor por las glándulas sudoríparas écrinas.
El tratamiento consiste en la aplicación de toxina botulínica purificada en las áreas afectadas, siendo de crucial importancia la correcta preparación y aplicación del producto, ya que debe ser colocado a una profundidad exacta, en cantidades adecuadas en cada uno de los múltiples sitios descriptos para este tipo de intervención y bajo anestesia local, para evitar las molestia que suele ocasionar si se obvia este último paso, sobre todo en las manos. Debido a la gran área a tratar y a la cantidad de toxina a utilizar se recomienda realizar la aplicación en etapas, para poder evaluar y apreciar la notable mejoría que suele ocurrir en los primeros 3 a 7 días, y evitar complicaciones.
Es un tratamiento de manejo recomendado, por parte de médicos entrenados para tal fin; ya que su aplicación DIFIERE en muchos aspectos del uso habitual de la toxina botulínica purificada para el manejo de arrugas de expresión.
Los resultados son excelentes y dan un alivio transitorio, a una gran molestia de pacientes, que deben padecer la excesiva producción de sudoración a diario.